feliz año nuevo chino! Para adentrarnos en el mismo nos acompaña la leyenda de «El Ruiseñor de la China», representado en el 4 de copas del Tarot of the Divine.
«Presta atención a los detalles al hacer tu selección, no romantices la superficie, busca la esencia«
En un lejano bosque de la China vivía hace tiempo un ruiseñor de voz prodigiosa.
Todas las gentes admiraban el canto de aquel pájaro extraordinario.
Un día su fama llegó al emperador.
– ¿Cómo es posible? –dijo-. En mis bosques hay un ave maravillosa y nadie me lo había dicho. ¡Tráiganla! ¡Quiero que cante para mí!
Los servidores del emperador fueron al bosque.
Allí encontraron el ruiseñor y le pidieron que fuera a cantar a palacio. El ruiseñor aceptó.
Cuando el emperador escuchó al ruiseñor, lloró emocionado por la hermosura de sus trinos. Desde entonces el pajarito vivió en el palacio y se convirtió en el mejor amigo del emperador.
Un día el emperador recibió de regalo un ruiseñor de metal que cantaba al darle cuerda.
El emperador comenzó a pasar los días sentado en su trono escuchando al ruiseñor mecánico.
Triste, el ruiseñor de verdad, decidió abandonar el palacio.
Desde entonces, sólo escucharon en palacio los trinos del ruiseñor mecánico, hasta que un día aquel pájaro dejó de funcionar.
El relojero real intentó arreglarlo, pero no lo consiguió
Entonces el emperador se puso muy triste y enfermó gravemente. Nadie encontraba remedio para él. Ni los médicos más famosos sabían qué hacer para salvarle la vida.
Una tarde, el ruiseñor volvió al palacio y se posó en la ventana del emperador. El pajarito había oído que el emperador estaba muy enfermo y había vuelto para alegrarlo.
Cuando el emperador lo vio, se quedó muy sorprendido.
– Gracias –dijo-. Yo me porté mal contigo, y tú, en cambio…
– No digas eso –contestó el ruiseñor-. Tú lloraste de emoción el primer día que canté para ti. Nunca lo olvidaré.
El ruiseñor comenzó a cantar y, al momento, el emperador recuperó la salud.
Desde entonces, el ruiseñor acudió todas las tardes a cantar para el emperador.
Y nunca más volvieron a escucharse en palacio otros trinos que los del hermoso ruiseñor.